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MESA REDONDA DE TEVERGA – 2016

tarde tiene lugar un mesa redonda en Teverga durante la cual los vaqueros o gente que mantuvo contactos con ellos narran experiencias y cuentan anécdotas que ayudan a comprender mejor la vida de alzada de Torrestío. Las informaciones que afloran en estos actos siempre resultan interesantes porque generan recuerdos en los interlocutores y en la audiencia y, además, brindan la oportunidad de contrastarlos.

Como viene siendo habitual la mesa la coordinó Celso Peyroux. Empezó la sesión dando la bienvenida a los asistentes y agradeciendo a quienes tuvieron la feliz idea de proyectar estas rutas que contribuyen a rescatar la memoria de nuestra trashumancia.

A continuación presentó a las personas de la mesa: Manuel Hernández geógrafo, concejal de Cultura de Gozón; Benedito Rodríguez de Siero, de familia vaquera de Torrestío, quien vivió la trashumancia en sus años jóvenes; Concha Diez de Pruvia, de la familia de casa Engracia, que nos narra sus subidas a Torrestío con su familia; Marina Alonso de la Focella, testigo de paso de los vaqueros cuando subian y bajaban siguiendo la ruta de La Focella- Brañas de las Navariegas-Torrestío y José González (Fontanal), antiguo transportista del almagre que diariamente cruzaba Torrestío con su camión para subir a cargar mineral a la mina almagrera.

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“De les marines al puertu”, título de esta III Ruta de subida, se debe a que la andadura se inició en Verdicio, al lado del mar y de la iglesia y cementerio donde descansan vaqueros que hasta comienzos del siglo XIX trashumaban a Torrestío y al puerto de Somiedo. La presentación de los vaqueros de Verdicio y de y sus asentamientos de invierno corrió a cargo de Manuel Hernández quien ofreció una interesante charla y tuvo la amabilidad de proporcionarnos su escrito, el cual puede leerse en el artículo que reproducimos al final de esta mesa redonda.

Manuel responde a la pregunta de Peyroux sobre la existencia de vínculos entre los vaqueros de Gozón y la gente de Torrestío diciendo que desconoce ese dato, pero lee un listado de apellidos de los vaqueros de Gozón que en el año 1872 iban a Torrestío. Esta relación aparece en el escrito antes reseñado.

Benedito: “Hizo 70 años ahora que fui a pie Torrestío por primera vez. La segunda noche de salida desde Llanera dormimos en Páramo. A la mañana siguiente ya pasamos La Puerca. Entramos por les Brañes de Páramo y allí encontramos unos extraños, posibles fugitivos o asaltadores de caminos". (Aquí cuenta lo que llama una película del oeste, que pudo haber sido un serio encuentro pero, que quedó en un conato de ataque cuando los asaltantes descubrieron que ellos eran vaqueros de alzada).

“Al regreso de la Mili mi cuñado, Tito el Campón, me pidió que fuera a buscar las vacas a Torrestío. Corría el otoño 1956 y al y al pasar con las vacas y yeguas por Proaza ya estaba obscureciendo. Allí tuve un altercado con un americano que viajaba en una Rubia de aquellas (caminoneta de madera) conducida por su chofer. Yo iba a caballo y delante de mi, en la montura, llevaba un xato que no podía caminar. La madre del animal se atravesó y la caminoneta atropellola, entonces salió el americano buscando explicaciones y llamó a la guardia civil. Llegaron los civiles y nos pidieron la documentcación. Yo les presenté el carnet de cabo del ejército y los guardias se cuadraron y me dejaron pasar”.

“En Torrestío antes se trabajaba más que ahora: se cultivaba arvejos, lentejes, garbanzos y había truchas en el río… En mi época había unas 57 familias de vaqueros que bajaban a Asturias cada otoño. Recuerdo una vez bajando el Puerto de Ventana a la feria de Teverga que me llegaba la nieve hasta la rodilla,...Malos y buenos recuerdos. Yo llevaba 10 u 11 animales e iba d´alpargates. Entre los recuerdos del monte, a mi me gustaba andar por allí, recuerdo que ví dos lobos en el alto de la Collada y una perra mastina púsose a perseguir a un lobo y yo creo que lo llevó hasta Les Navariegues”.

“También recuerdo que una vez que en Xuguera vi a una osa con su osezno y de susto no me llegaba la camisa al cuello, corría que nun tocaba el suelu!....”

Concha Diez Rodríguez de Casa Engracia de Torrestío. Antiguamente se la denominaba Casa J. Ramón de Laura. La casa de Pruvia estaba situada en los terrenos del actual campo de golf de Barganiza y también se la conocía por Casa J. Ramón Laura. Concha narra sus idas y venidas a Torrestío, al comienzo de los años 50: “Cogíamos el coche de Línea Alvarez- González en Foncalada, hasta Teverga y allí hacíamos noche en casa Domingo Alija, que compraba sacos de lana para mandarla a tejer mantas. En la pared del establecimiento todavía están las señales donde amarraban los caballos”. “Si el tiempo lo permitía íbamos andando a dormir a Páramo a Casa José, o a Casa Francisco. También en el verano hubo veces que dormíamos en La Focella en Casa Josefa Perín, que no nos cobraba porque era hermana de Bautista Perín de Torrestío, que vivía en la Bargaña. Incluso en algún viaje logramos llegar hasta las Brañas de las Navariegas y parar allí porque amenzaba llover o hacerse noche. Recuerdo una vez ir cuando José Xiromo y abrimos una de aquellas brañas y entramos a descansar hasta el amanecer que volvimos a caminar hasta Torrestío”.

“También fui por Ventana. Después de dormir en Páramo íbamos por el camino viejo, porque no había carretera. Una vez que había venido un americano de Casa J. Manuel de Laura, alquiló el coche de Ramón de Lince, que hacía de taxi, y nos llevó hasta La Verdial, a la entrada del Monte Grande hasta donde llegaba el camino empedrado. A partir de allí ya no podía pasar y seguimos andando hasta Torrestío.

Para volver a la Barganiza hacíamos igual. Bajábamos a dormir a Teverga y desde allí cogíamos el coche de Línea hasta Oviedo. Después otro hasta Pruvia. Cuando empezó la mina en Torrestío ya podíamos bajar y subir en los camiones hasta Trubia. Esto acortaba y facilitaba mucho el viaje.”

Marina fue testigo de paso de los vaqueros que atravesaban el puerto por las Navariegas. Este era el camino más corto entre Teverga y Torrestío y siempre que el tiempo lo permitía era el más utilizado por los vaqueros. De ahí la gran relación existente entre la gente de Torrestío y la de la Focella.

Agradece que se recojan estos datos sobre la trashumancia de los vaqueros y dice:

“A mi, que me gustan todas estas cosas de antiguo, traer estos recuerdos me parece estupendo, maravilloso,…Yo misma tengo algunos recuerdos de cuando se veía a la gente bajar por Las Navariegas con las vacas, caballos y las gallinas en cajas,.. Recuerdo una vez que una señora venía con una oveja parida y traía el cordero recién nacido en brazos. También recuerdo otra vez que llegaron a La Focella con bastante nieve y mi madre quitó una manta de debajo del colchón, de esas que llamaban milicianas, (creo que eran mantas de cuando la guerra) para que la señora tapara las gallinas que traía en un caja. Mi madre le dijo: tapa esas pitas porque si no se te van a morir de frio. Y me quedó ese recuerdo de niñez… de ver como tapaban las gallinas y dejaban agujeros para que respirasen.

Recuerdo otra vez que llegó a La Focella gente que subía a buscar el ganado a Torrestío. Durmieron en mi casa y salieron por la mañana temprano pero como se hacía tarde y no regresaban los vecinos del pueblo fueron en su contra y espalando la nieve les ayudaron hasta llegar a Presorias con el ganado.

El padre de Teresa era íntimo amigo de mi padre y no pasaba una vez por Páramo, que no subiera a ver a mi padre, incluso cuando no había carretera. Y antes de que se hiciera la carretera de Ventana, cuando pasaban por La Focella, recuerdo que se paraba en casa. Ataba el caballo en una anilla que había en la escalera y subían los dos arriba, comían y charlaban de sus cosas durante tiempo, y el acababa diciendo: “que marcho, que tengo que pasar Las Navariegas antes de que obscurezca porque sino igual me salen los lobos…”

Conocíamos a familias de Torrestío: a los de Manuel de Loro, a los del Sevillano, a los del Parrondio,…Yo iba con mi padre a la Fiesta de Sacramento y una vez comimos en casa del padre de Teresa (Casa Juaco Barrera) y otra en casa Clotilde el Parrondio.

Venían con caballerías y vacas y las metían en los prados y en las cuadras vacías de allí. Esa pobre gente ¡lo que tenía que luchar para vivir!, porque los que venimos de la labranza sabemos lo duro y esclavo de esa vida y a ello se añade los trabajos y peripecias que traía la alzada de los vaqueros subiendo y bajando al puerto todos los años.

Antaño también marchaban de La Foncella en el invierno. Cuando murió mi abuelo materno yo tenía 6 años y me acuerdo lo que me contaba, para hacerme rabiar: cuando comenzaba a invernar la gente ponía los aperos y cacharros de casa en los caballos; montaban a los críos encima y los padres marchaban a pie. Entonces les preguntaban a los nenos: “Pa onde vais?”Y ellos contestaban con voz y cara triste: Vamos pa la marina”. A lo que les respondían: “Bueno hombre pa la marina vaís bien”. Y cuando subían, los niños venían agarrados al asa del caldero y muy contentos les decían: "Vamos pa la Focella, alta y fresca./Arre burro, tente neno, y/ agarrate al asa del caldero!".

José González (Fontanal), antiguo trasportista que bajaba mineral de hierro desde la montaña del lago La Cueva, cruzando diariamente Torrestío.

(Peyroux, antes de la intervención de Fontanal, recuerda a los camioneros que hicieron el transporte del almagre; la carretera teñida de rojo; el depósito que había en Páramo y también menciona su experiencia de los cuatro meses que trabajó en la almagrera).

Comienza Fontanal: “Estoy aquí en esta encerrona gracias a Ismael y a Maruja La Braña, María Teresa. No creo que se nos deba tratar de héroes a los camioneros del mineral. Era un oficio un poco arriesgado, pero eso es todo. Éramos jóvenes, teníamos valor, y tal vez algo poco conocimiento. Bajábamos el mineral a Fábrica de Mieres y luego a Ensidesa.

La vida del camionero era sacrificada, siempre con sueño, pero no con hambre; comiámos bien. Tomabamos una copina después (que ahora no se puede tomar) y un Farias. Saliamos a las 5 o 6 de la mañana de Asturias, con una copina… Llegabamos a Casa del Parrondio y allíhabía que desayunar algo y esperar a que te tocase el turno de carga, porque a lo mejor había 20 o 30 camiones delante de ti. Después de cargar bajábamos con el mineral.

Subir a la Farrapona no era problema. El tema era subir a la 6ª planta, a cielo abierto. Estabas encima del Lago y para bajar había que hacer maniobra. Si aquello no respondía… era el final. Llevaba un Pegaso 165 de 12 Tm. Ismael, que sabe mucho de eso, dice que el mi camión fue el primero que subió aTorrestío con freno lento. Se cargaban era entre 14, y 15 toneladas. Yo estuve desde el año 62 al 68. Pero la mina siguió abierta hasta más adelante… unos cuantos años más todavía. Nos pagaban al mes; los Orejas eran siempre buenos pagadores.

La carretera era estrecha y el pan nuestro de cada día era dar marcha atrás para cruzarse con otro camión. Teníamos nuestras propias reglas de respeto como profesionales: siempre le correspondía al camión vacio hacer la maniobra de marcha atrás. La convivencia entre los camioneros era muy buena. Cuando alguien estaba en apuro se acudía en ayuda unos a otros. Un pinchazo era lo habitual, eso no era un problema; había alguno que otro percance, pero se solucionaban.

Los vínculos con Torrestío eran buenos. Yo personalmente tenía parientes allí: Los padres del Ismael siempre estaban dispuestos a ayudar. No había problema.

Los camiones se compraban con una hipoteca. Yo tengo unas vivencias muy importantes de esa época. Estando en Torrestío nacieron mis dos hijas. Recuerdo que cuando nació ésta (la señala) yo me enteré cuando llegué a casa. Me dijeron: tienes un niño aquí. Y yo no me lo esperaba.

Mucha gente de Torrestío bajaba con nosotros hasta Trubia u Oviedo. Nos paraban y los montábamos. Hasta Teverga no había transporte alguno, de modo que tanto los mineros como la otra gente siempre bajaban con nosotros. Los camiones eran un modo habitual de trasporte de pasajeros hasta Teverga.

Marina interviene y dice que los camioneros cuando llegaban a Páramo preguntaban: A ver, ¿cuántes chavalines quieren subir?,¡La más guapa pa mi…!

Fontanal dedica un recuerdo emocionado a sus compañeros que ya no están y agradece que la vida le haya dado la posibilidad a sus 80 años de contar con esta experiencia.

Después de algunas intervenciones por parte de la sala, que lamentablemente no se han podido recoger debido a las deficiencias de la grabación, Peyroux lee un epílogo para cerrar el acto que se resume esta frase suya: “Cuando un día no sepas a dónde caminar, vuelve la vista atrás para saber de dónde procedes”.

El acto finalizó con la entrega de un pequeño obsequio a los participantes de la mesa por parte de las alcaldesas de Teverga, Mª Amor Alvarez Ardura y de Las Regueras, Maria Isabel Méndez, en agradecimiento a su colaboración.

 

Grabación: Pedro Busto.
Vaciado y resumen: M Teresa Rodríguez y M Jesús Álvarez
(Asociación Ruta vaqueros de Alzada de Torrestío)